miércoles, 30 de noviembre de 2016

MI ABUELA

Mi abuela es una mujer muy bajita y delgadita y como todas las abuelas ha llevado falta a lo largo de toda su vida. Suele ir muy ‘arregladita’ y muy mona.Tiene el pelo corto y moreno y suele llevar un par de orquillas para que no se le venga el pelo a la cara. Siempre ha sido muy buena mujer, muy simpática y os puedo asegurar que casi nunca se queja por nada, ni se enfada. 

Es muy comprensiva, cariñosa, y muy querida por la gente. Muchas veces, cuando era más joven había llegado a tener en su casa y ‘mantener’ o cuidar, a parte de a sus hijos y marido evidentemente,  a gran parte de sus hermanos, cuñados e incluso primos...Imaginaros que caos.

Toda la gente mayor del pueblo que la conoce la quiere mucho. Antes ella los domingos solia ir con sus amigas al cementerio a llevarle flores a mi abuelo y se iban a pasear un rato. Algo que han seguido haciendo hasta hace unos años... 

Sofia Maier, 2nA ESO



 

MI QUERIDA ABUELA

Mi abuela se llama Antonia y tiene novena años. Nació en Murcia pero desde bien pequeña vive en Cataluña. Es de estatura mediana tirando a bajita, aunque durante mucho tiempo haya llevado los cabellos teñidos de rojo, ella tiene el pelo blanco. Lleva gafas desde hace muchísimo tiempo. 

A pesar de su edad, es muy presumida y se conserva muy bien, cómo dice toda la gente, aparenta mucho menos. Es muy cabezona y perfeccionista, todo lo quiere hacer ella, aunque no pueda... y además siempre ha de tenerlo todo bajo control. 

Ella es muy pacífica pero, como todo el mundo, tiene su punto de carácter fuerte. Siempre vive el presente pero a veces es muy futurista y eso le impide disfrutar muchos momentos. Le encanta la jardinería y la cocina ¡he de decir, que hace las patatas frítas, más buenas del mundo! 

También es muy caprichosa y siempre que desea algo, lo quiere al momento. Como he dicho antes es muy futurista y dice muy a menudo que se va a morir dentro de poco… Aunque yo no le hago mucho caso, ya que sé que con noventa años, está como una flor. 

A pesar de sus defectos, sólo puedo decir que es la mejor abuela del mundo. 

Dafne Boguná, 2nB ESO

 

UN SEÑOR PECULIAR

Asomada al balcón, sentado en un banco del parque, a la sombra de un precioso árbol, a un señor un tanto peculiar... 

Deduzco que es muy alto, por esas piernas largas como cuellos de jirafa y secas como palos. Lo describiría como una persona con constitución muy delgada, su piel es blanca como la nieve, tanto que parece que se haya puesto polvos de talco por todo el cuerpo. Sus brazos, al igual que sus piernas, son largos y delgados, sus manos, tapades con esos guantes blancos, estilo “mickey mouse”, parecen grandes y huesudas. Me llama la atención el contraste de su cintura pequeña junto a una espalda bastante ancha, però sobre todo me impresiona su cara: tiene la barbilla más salida de lo normal, su nariz es puntiaguda y sus labios son gruesos y rojos como la sangre. Al igual que sus ojos, que se accentuan sobre su rostro pálido. Las orejas estan escondides tres esas dos únicas matas de pelo rizadas y rojas que asoman por debajo de su chistera negra, que lleva a conjunto con un esmoquin sumamente extraño, de colores, negro, morado y verde. Nunca havia visto semejante esmoquin. 

Parece un personaje de fanasía. Su cara tiene constantemente la misma expresión, concentrando su vista en un punto concreto. Parece extrovertido por su forma de vestir, su boca sonriente y esos ojos tan abiertos. También parece educado, por su forma de sentarse, con las piernas cruzados, las manos sobre las rodillas y con la espalda totalment recta como una tabla. Se ve que no considera importante lo que los demás piensen o digan de él, por su aspecto y formes de estar. 

Miro a los lados, para ver si alguien más ha visto a ese personaje tan peculiar, peró no veo a nadie. El parque está vacío, vuelvo la mirada al banco, peró ya no hay nadie sentado en él. ¿Quien serà ese señor tan peculiar? 

 Berta Pintor, 2nB ESO

 

JOSEP

Josep es mi abuelo. Es el mejor abuelo del mundo. Para ser una persona de otra época es alto, tiene los ojos como dos pelotas pequeñitas, casi que no tiene pestañas o bien las tiene muy cortas. Tiene los labios muy finitos, como las hojas del árbol sauce llorón, y una nariz grande y alargada como la de pinocho. Tiene las cejas gruesas y con la forma del bigote de Dalí. Si os digo la verdad, no tiene mucho pelo y además es blanco pero muy suave. 

Su cuerpo es delgado, hace mucho deporte (camina, trabaja en el huerto…), está muy moreno ya que se pasa el día sin camiseta...pero esto ya os lo contaré otro día.

Es muy exigente, pero a la vez te partes de risa con él, (almenos yo), pero si le haces enfadar prepárarte… ya verás lo que te cae encima. Se estresa mucho cuando no haces algo de la manera que él quiere o sobretodo dejas las luces encendidas, o el ordenador encendido, vamos, todo lo que gaste dinero…eso “lo mata”. Es muy tozudo, cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien lo pare y a veces le cuesta mucho aceptar que se ha equivocado. Nunca tiene prisa, él siempre tiene tiempo para todo y lo bueno es que nunca llega tarde! Para mi es el mejor!Tengo el mejor abuelo del mundo.

Jana Orta, 2nA ESO


martes, 29 de noviembre de 2016

AMOR A DISTANCIA

La persona que describiré es una de las personas más importantes en mi vida y que la extraño mucho ya que la distancia no has separado pero siempre estará en mi corazón. 

Esa persona es muy feliz a pesar de los problemas que pasa, es un poco regañona, pero aun así la quiero. Es una persona que sin importar lo que te pase siempre estará contigo. Ella ha estado conmigo en las buenas y en las malas, siempre está aconsejándome, ella me despertaba todas las mañanas dándome los buenos días, siempre me tenía el desayuno preparado, me ayudaba a hacer los deberes, si hacía algo que no era lo correcto me corregía y me decía lo bueno y lo malo… 

Si la describo físicamente, ella es baja casi de mi estatura, poco delgada, su pelo es negro, tiene una hermosa cara para mí, sus ojos son de color marrón, su boca es un poco grande, sus orejas no son ni tan grandes ni tan pequeñas, la nariz es un poco pequeña… Su nombre es Dalila Martínez, tiene 50 años y vive en Honduras. 

Psicológicamente no está bien que se diga pero ella es feliz a pesar de lo que le pase. Ella padece de Alzheimer, se lo diagnosticaron cuando yo ya llevaba 3 o 4 meses aquí, y lo que a mí me duele es qué llegará un dia en el que no sabrá quién soy...para ella seré una desconocida y es algo que a mí y a sus hijos nos duele. 

Estoy feliz de tenerla en mi vida ya que me cuidó desde que yo tenía un año. A medida que iba creciendo a ella la veía como una madre porque eso es ella para mí además de ser mi tía es mi madre, gracias a ella tengo salud… Nunca me arrepentiré de tenerla en mi vida, a ella la quiero más que a la persona que me dio la vida...ella me ve como una hija, una hija que se separó de ella, que la extraña, que se le parte el corazón al saber que no estoy con ella. 

Hay una frase que ella siempre me dice: (Mi niña me la arrancaron de mi corazón y es algo que no podré perdonar nunca). Al escucharla decir eso se me parte el corazón porque yo diría lo mismo, me arrebataron de sus brazos cuando yo quería seguir a su lado. 

Ella siempre será mi madre como yo siempre seré su hija, a pesar de la enfermedad, puede que llegue el día en el que no sepa ni quien soy, pero estoy segura que siempre me tendrá en su corazón como yo a ella. Y aunque estemos lejos este siempre será un amor a distancia. 

Tania Hernández, 2nA



EL PASADO

La persona que he escogido es muy importante en mi vida, pero por desgracia no pudimos estar todo el tiempo que teníamos pensado para estar juntas. Lleva conmigo prácticamente toda mi vida donde me ha ayudado en todo, donde se despertaba por las noches para calmarme el llanto y al día siguiente tenía esas típicas ojeras que parecía que no había dormido en días, donde me ayudaba por las mañanas ha escoger un conjunto mono y bonito para ir al colegio, en fin, para todo. 

Ella era una mujer de 47 años, con el pelo de una mezcla de un color rojizo claro y algunos mechones rubios, su corte de pelo era por encima de los hombros fino, liso y suave. Sus ojos eran pequeños con pestañas cortitas y su color era de un marrón oscuro y profundo con un pequeño toque de verde. El tono de su piel era muy clarita, así, cuando estaba resfriada lo sabíamos por sus mejillas sonrojadas acompañada de su nariz pequeña y puntiaguda. Los labios eran largos y finos, perfectos para esos besos de buenas noches. 

Ella tenía un carácter fuerte y decisivo, cuando ella quería alguna cosa lo lograba costase lo que costase, a veces era un poco cabezota y muy difícil de hacerle cambiar de opinión, en todo quería tener la razón aunque no la tuviese, por eso cada vez que pasaba algo así mi padre y yo nos callábamos y asentíamos a todo lo que decía. 

Con las personas era abierta y era una mujer de muchas palabras, pero tenía un defecto y era que casi nunca decía lo que sentía, pero eso si, se preocupaba mucho por los demás, siempre estaba pendiente de que todos estuviéramos bien. 
Vero Pinilla, 2nA

 

lunes, 24 de octubre de 2016

MI AMIGO

Me llamo Rubén García y tengo 14 años. Muchos dicen que soy un chico bastante raro y friki. Tengo el pelo rubio muy oscuro peinado hacia arriba, unos ojos marrones profundos, pero con un toque de verde, la cara sana y sin granos por suerte, soy bastante alto para mi edad, de carácter soy tímido y cerrado con las personas por eso me cuesta hacer amigos. Vivo con mi hermana pequeña de tres años y mis padres. 

A partir de los seis años mis padres me notaban raro y más cuando me escuchaban hablar solo por las noches, entonces un día me llevaron a un psicólogo y fue allí donde supieron que tenía esquizofrenia. Desde ese día tenía que ir al psicólogo todas las tardes de lunes y viernes. 

Un verano nos fuimos de vacaciones a Almeida (Portugal) y allí conocí a un niño de mi misma edad de siete años. Me dijo que se llamaba Floty, sí, extraño nombre. Era un poco más bajo que yo, su color de pelo era un marrón muy intenso y llevaba un flotador de pato alrededor de su cadera. Faltaba poco para terminar las vacaciones, entonces Floty me dijo si podía venir conmigo un tiempo y yo contento se lo dije a mis padres. Ellos extrañados dijeron que sí no muy convencidos. Todo el trayecto me lo pasé jugando con él, fue un viaje muy divertido. 

Pasaban los meses todo iba genial, hasta que un día llegando del colegio no encontré a Floty y era extraño ya que siempre me esperaba en mi habitación, me preocupé y se lo dije a mis padres, ellos con cara de preocupación me dijeron que me sentara en el sofá que tenían que hablar seriamente conmigo. 

Fui a sentarme y allí fue cuando no me podía creer lo que estaba escuchando. Me contaron sobre mi enfermedad y de qué se trataba. Entonces recordé a mi amigo y pregunté por él, sus palabras me sorprendieron y a la vez me entristecieron: “Rubén, tu amigo es un flotador que compramos en las vacaciones de Portugal, nunca fue real ese tal Floty, y para que te cures de tu enfermedad he guardado el flotador en un lugar secreto. Lo hacemos por tu bien”. Me sentía triste, pero los entendía tenía que recuperarme y hacer nuevos amigos reales, les di un gran abrazo mientras ellos decían que era lo correcto. 

Ahora ya, estoy curado de la enfermedad y cada vez que puedo subo al desván a ver aquel flotador de pato viejo y deshinchado que me hizo pasar la mejor infancia que un niño puede tener. 

Vero Pinilla 2n A d'ESO


HE GUARDADO EL FLOTADOR

Después de que ella falleciera no dudé en continuar su diario. Allí explique por qué porqué lo hice y le pedí perdón millones y millones de veces. Ya han pasado siete años, y ya cumplí mi condena junto a Jan, su mejor amigo. Ahora tengo 23 años. Estoy soltera y tengo prohibido tener carné de conducir después de lo que le hice a Laura. 

Aún no recuerdo en que estaría pensando. Sigo sin dormir, y las noches se me hacen eternas. A veces me tomo pastillas, para descansar mínimamente unas cinco horas. Pero aun así, recuerdo su cara y me despierto inmediatamente. 

Ayer fui a su casa, donde viven sus padres, después de lo ocurrido. La madre no me puede ni ver (normal) y el padre, bueno él no sé cómo ni porqué pero él me ha perdonado, pero me tiene un poquito de rencor acumulado. Cuando entré por la puerta vi a Juan, el padre de Laura, meditando en la entrada, y más al fondo se veía una cabeza sobresaliendo por arriba del sofá. Era Lara, la madre de Laura. Ella estaba llorando, mirando fijamente la pantalla de la televisión, que permanecía apagada. Sin mirarme, ella me dijo “siéntate” y yo silenciosamente obedecí. Apretó “play” en el mando a distancia, y en la pantalla se proyectó un video, con música triste de fondo. 

-Ahí era tan solo una niña. Era feliz e inocente. ¡Mira eso! Fue su primer flotador, se lo regalo su padre- dijo ella mientras se le caía una lagrima por la mejilla. Atentamente escuchamos su voz, que salía del video. 

-Mira mami, papá me lo ha doblado y yo lo he guardado. ¡Mira mami! Mi flotador… ¡he guardado el flotador! Ambas reían en el video. Ese, era de su cumpleaños, cuando hacía seis añitos. 

Justo ese día empezó el diario que continuó escribiendo hasta el día de su muerte. Y por eso Lara le puso al diario de Laura “el flotador, mi gran apoyo”. Porque es lo único que queda de ella: el diario y el flotador, que permanece enganchado en la pared de su habitación. 

Inti Orozco, 2n B d’ESO 


DISFRAZ DE PATO

Era un día normal, como cualquier otro, de repente mi amiga Laura me dio una invitación para ir a su fiesta de cumpleaños el domingo por la tarde. Pregunté a mis padres si podía ir y dijeron que sí, así que le envié un mensaje diciéndole que iría. 

El día anterior fui a comprar los regalos, uno era una pulsera azul y rosa, muy bonita y el otro regalo era un libro. 

¿Sabéis que paso cuando fui a comprar el segundo regalo? ¡Que Laura estaba en la tienda!, pero mi madre cogió un periódico para disimular, pero creo que no funcionó. 

Después de las compras, me encontré con unas amigas que también iban a ir a la fiesta. Hablando con ellas me enteré que ¡la fiesta era de disfraces!, me quede de piedra, así que tenía que pensar rápido ya que la fiesta era el día siguiente. Pasé todo el día buscando y no encontré nada. 

A la mañana siguiente, seguí buscando un disfraz que ponerme. Por casualidad encontré un flotador en el armario con forma de pato, y eso me dio una idea… ¡bingo!, ire disfrazada de pato, así que pensé, cogí ropa oscura, de color negro para ser mas exactos, luego coji el flotador, le até unas cintas de color negro y ¡disfraz hecho! 

Cuando llegué a la fiesta todos iban con disfraces de princesas, vaqueros, piratas, caballeros, algún dragón… ¡y mi patito!, he de decidí que en ese momento me sentí orgullosa de mi disfraz, ya que me había quedado bastante bien. Nos lo pasamos muy bien en la fiesta, hicimos algún combate con el dragón y decoramos marcos. 

Pero llegó la hora de irse a casa, cuando llegué me quité el disfraz y me fui a dormir feliz, pensando en el próximo disfraz que haría. 

Desde ese día he guardado el flotador en el armario con mucho cariño. 

Xènia Caballé Ibars 2nA ESO 


lunes, 8 de febrero de 2016

LA FELICIDAD

La familia de Juan era una familia humilde y trabajadora. No tenían grandes cosas pero eran felices. Pero un día todo cambió.

El padre de Juan perdió el trabajo y con lo que su madre ganaba no tenían para mucho. Pero cada día había sonrisas y buenas palabras en casa. Luis y María tenían claro que la felicidad no dependía solo del dinero y aunque la situación económica en casa era penosa intentaban que Juan fuera un chico feliz. Un día María fue al mercado y la pescadera le ofreció un número de lotería. María se lo agradeció pero le comentó: “ ! Este año no gracias! ”. No puedo gastar el poco dinero que tenemos. La pescadera, se emocionó y le dijo: ¡Este año invita la casa! Por todo el pescado que me comprarás cuando te toque. María le sonrió y se dirigió hasta casa. Dejó el número sobre la mesa. No se acordó hasta el día de Navidad. Lo cogió y se sentó delante de la televisión, a ver el sorteo. Y de repente sonó una vocecita que decía: el cinco, el ocho, el tres, el cinco, el uno y finalmente el cero… 

Era su número. La suerte había llegado. Aunque la felicidad nunca había desaparecido de su casa. Eran ricos, felices, estaban sanos, lo tenían todo. Pero nunca olvidaran su mala racha. Cada día que iba al mercado le daba una sonrisa gratis a la pescadera. 

 Sergi Roca, 2n A ESO

miércoles, 3 de febrero de 2016

UNA PERSONA ESPECIAL

Los lunes eran odiosos, pero no odiosos como para todo el mundo, eran realmente para mí. Cuando llegaba el domingo por la noche mi cuerpo se paralizaba, y mi mente empezaba a trabajar rápidamente para buscar una solución al gran problema que estaba amargando mi vida. 

Mis padres me notaban muy nervioso los domingos por la tarde, pero yo jamás les expliqué el problema. Tenía ocho años y me consideraba lo suficiente mayor y listo para superarlo yo solo. Pero el tiempo pasaba… Llegar a la escuela era un agobio diario. Se reían de mi, me amenazaban… creo que en todo el año no me comí el desayuno. Me lo quitaban. No eran muchos. Solamente dos. Los demás les ayudaban, no lo impedían. Era como normalmente se denomina el pringado de la clase. Al principio intenté ser amable, educado. Les regalaba cosas pero… era peor. Esos pequeños eran malvados, egoístas y malas personas. No podía entender tanta maldad en unos cuerpos tan pequeños. Rebosaban odio. Mis profesores no se daban cuenta. Pero de repente mi vida cambió.

Era lunes y como siempre llegué a la escuela asustado. Pasó lo que menos me esperaba, lo más bonito que me había pasado jamás. Juan el profesor de mates nos presentó a una nueva compañera. Era tibetana. Sus padres la habían abandonado y después de pasear por las calles llegó a un orfanato. Ahora sus padres eran Aina y Luis, una familia catalana. Era preciosa su sonrisa y su mirada era la mas bonita del mundo. Tenía una mirada noble, firma, de buena persona. Una mirada que al cruzarse con la mía provocó una sonrisa en mí. Se sentó a mi lado. Y de repente sonó el timbre, era la hora de salir al recreo. No me acordé de los pequeños tiranos. Solo tenía ojos para Marina. 

En el recreo me explicó su história, su terrible história. No tenía nada que ver con mi problema. Lo mío no era nada comparado con lo que había sufrido ella. Y sonreía. Así que cuando uno de los pequeños torturadores se acercó a mí, le miré, le sonreí y le dije: ‘’hasta nunca’’.

Raúl Martínez, 2n B ESO
 

UNA FAMILIA

Mi angustia y soledad resbalaban por las paredes de una habitación oscura y húmeda. De donde llamaban orfanato, pero para mi era una cárcel , de donde hacía años que no salía y padecía. 

No tengo a nadie a quien abrazar, ni con quien poder derramar una de mis lágrimas de pena que tengo dentro de mi. Solo intercambiaba miradas con las cientos de familias que nos visitaban para hacer feliz a alguien de nosotros. Últimamente ya nadie quería verme. No les interesaba una chica de quince años. 

Los días cada vez se hacían más largos y el único ruido que se escuchaba era el de mi corazón y el llanto de la impotencia que sentía. Por las mañanas iba a mías clases y por las tardes escribía mis propias historias imaginándome cómo sería tener una familia; unos padres, un hermano, unos abuelos... Alguien que me dedicara un “te quiero” o con quien me pudiera sentir protegida. 

Oía el timbre de los que llamaban a la cárcel, para dejar niños inocentes el resto de su vida en un orfanato o el timbre de los que se disponían a cuidar de uno de ellos.¡Y de repente sonó! alguien llamó a la puerta. 
 
Era una mujer de unos cuarenta años que no había visto nunca y la cual me sorprendió verla. Tenía una mirada de ilusión y esperanza que contagiaba. Me dijo que se había encontrado una de mis historias, le parecía que tenían mucho sentimiento y que eran preciosas. Nunca había escuchado unas palabras tan bonitas y se me llenaron los ojos de felicidad. 

Estuvimos hablando un buen rato que fueron como dos segundos. Me preguntó si me gustaría que fuera su hija y aunque era madre soltera, me cuidaría y mimaría con mucho amor. En un abrir y cerrar de ojos mi luz propia perdida en el rincón de otro planeta, volvió a mi. 

Estel García, 2n B ESO

 

AÑOS PERDIDOS

Gertrudis tenía noventa y sus hijos la llevaron a un geriátrico. Era demasiado mayor para vivir sola y sus hijos tenían demasiado trabajo para cuidarla y estar con ella. En el geriátrico Gertrudis perdió la alegría de vivir, hasta que un día su memoria le ofreció un regalo, el mayor regalo de su vida, se acordó de su amiga de la infancia, Juanita. Estuvo durante una semana recordando sus salidas en bicicleta, sus idas y venidas en el río, sus filtreos con los chicos… Habían sido los mejores años de su vida. 

Habían pasado setenta y cinco años y seguía recordando cada gesto, cada mirada, cada sonrisa, el tono de su voz… ¿Cómo había podido estar sin ella durante tantos años? Se había casado, había tenido hijos, nietos… ¿Qué habría sido de Juanita? Así que empezó a llamar a sus hijos que hicieran todo lo posible para localizar a Juanita.

Ella sabía que le quedaba poco tiempo de vida y no quería irse sin volver a ver a su amiga. Pasaban los días y sus hijos no conseguían localizarla. Hasta que de repente sonó “toc, toc, toc”, se abrió la puerta y allí estaba Juanita. Era increíble; su misma cara, su misma sonrisa, su misma mirada. Estaba igual, o al menos así la veía Gertrudis. Se acercó, le cogió la mano y en aquel momento volvieron a ser aquellas adolescentes que disfrutaban de cada día como si fuera el último. 

A Juanita la vida no le había ido mal, pero ahora vivía sola. Le ofreció a Gertrudis pasar los últimos años de sus vidas juntas. Habían perdido demasiado tiempo. Gertrudis aceptó, y ahora son dos centenarias entrañables que se cuidan la una a la otra, que se ríen, que pasean y que filtrean con algunos ancianos del parque. Porque al final los años pasan, pero la esencia de las personas resiste. 

Alba de Amaya. 2nB ESO


MI ÚLTIMO DÍA

Y de repente sonó una alarma que nunca antes había oído. Entreabrí los ojos y vi que me encontraba en una especie de camilla que parecía la de las consultas de los psicólogos. Con los ojos más abiertos me fijé con unos hombres con unos trajes extraños, me vigilaban muy de cerca. Me senté con las piernas colgando. 

Llevaba puesto un camisón blanco que se cerraba por detrás con botones. Me ardía detrás de los ojos y me pesaba todo el cuerpo. Se me acerco un hombre que llevaba una gran máscara ‘’antigas’’ y unos trajes como los hombres de antes. Me dijo que al parecer tenía un raro virus en el que solo se había dado dos casos en el mundo. Seguido de eso procedió a inyectarme un líquido en el cuello. Sentía como ese líquido recorría todo mi cuerpo, era frío y me producía escalofríos. 

Unos hombres altos y fuertes me cogieron por el brazo y me llevaron hasta una sala con una máquina en una pantalla en ella. Al parecer era una máquina de rayos X, en el que veían como reaccionaba el virus ante el líquido anterior. 

El virus reaccionaba de forma agresiva, a la vez que me producía un fuerte dolor en el estómago. De pronto caí redondo en el suelo. Estaba despierto, pero no sentía mi cuerpo. Ese líquido, a parte de ser útil para los rayos X, también dormía mi cuerpo. Ese grupo de hombres me engañaron, oí que querían matarme aprovechando que estaba dormida, por eso decidí escaparme. 

Así que, aprovechando que los efectos del líquido habían desaparecido y que los guardias estaban distraídos me escapé por la ventana. Corrí un buen rato por el bosque de detrás del edificio y terminé delante de una cueva donde me escondí. Tenía mucho miedo y cada vez me encontraba peor y sentía que los ojos se me cerraban, vi una luz blanca al final del túnel y de pronto, todo terminó, mi vida terminó. 

Júlia Matamala, 2n A ESO



ESPERANZA

Llevaba varias horas sin escuchar su voz. Los médicos decían que le quedaban uno o dos días de vida. No estaba en coma, pero tenía una enfermedad muy extraña y grave que le había dejado indefenso. Sabía que, cuando el electrocardiograma mostrara una línea totalmente recta, querría decir que ya se habría ido. 

Me invadió el miedo. Empecé a recordar todas las veladas que habíamos pasado juntos, los te quiero que me había regalado durante todos aquellos años de mi vida, de nuestras vidas. Amaba a aquel hombre que yacía en la cama, le quería. Sería duro vivir sin él, seria duro despertarse por las mañanas y no verle a mi lado. 

La línea empezaba a decaer, a situarse en una posición que indicaba que la muerte ya le rondaba. Cerré los ojos, estuve dos minutos pensando, y de repente sonó. Un estridente pitido me hizo abrir los ojos de golpe. Miré la pantalla del electro, una pequeña montañita había aparecido. Llamé a una enfermera que a la vez llamó al médico. Todos nos quedamos en silencio hasta que el doctor de pronto exclamó algo que me hizo recobrar la esperanza, algo que me devolvió aquella sonrisa. Puede que el tratamiento hubiera funcionado

Helena Bonet, 2n B ESO 
 

EL MOMENTO

Y de repente sonó otra vez. Ese ruido extraño que bombardeaba sin parar dentro de mí, ese ruido que retumbaba una y otra vez llenando el vacío creado hacía tantos meses. Su cuerpo se apoderaba del mío, y yo, sin poder decir ni una palabra, iba parando lentamente el tiempo que transcurría rápidamente a mis espaldas, para hacer que ese instante perdurara para siempre. 

El calor de sus brazos y el olor de su perfume hacían que aumentaran los latidos de mi corazón. Intentaba susurrar un ‘te quiero’, un ‘no me sueltes’ o decirle que ‘le echaba de menos’, pero no me salían las palabras ya que la situación merecía que todo el universo callara ante ella. Cada vez que él abría la boca, mis pensamientos se alejaban lentamente y su voz era atraída por mis oídos como el canto más dulce del planeta. Me perdía en la inmensidad del tiempo hasta imaginarme un mundo perfecto, como el que era antes. Llevaba meses esperando ese momento, el momento que pensaba que no podría volver a vivir jamás.

Todas las lágrimas que había perdido tras su imposible olvido, volvían a ser parte de mi cuerpo. ¿Cómo puedes explicar algo con palabras si el corazón no quiere compartir con nadie este sentimiento? Por eso no me queda más aliento para demostrar la felicidad reencontrada después de tanto tiempo, (meses que parecen siglos). Cuando la soledad te secuestra por el camino y huyes del héroe que puede rescatarte de ella, por miedo a perderle en un simple descuido, te sientes muerto, harto, cansado, triste… y no consigues liberarte de ella. 

Martina Espriu, 2n A ESO 

UN GAS NUCLEAR

Eran las siete y cincuenta y seis minutos de la madrugada. Iba a la escuela con Pedro y Juan. Estábamos hablando de nuestras cosas, como cada día, y de repente sonó la alarma nuclear. Pedro estaba muy nervioso porqué en la ciudad donde vivía antes, no había centrales nucleares. Empezamos a correr hacia al cole, como los demás compañeros. 

Cuando llegamos a clase, todo el mundo estaba gritando, así que el profesor nos tranquilizó. La secretaria del colegio fue clase por clase diciendo que estábamos en alerta máxima y que teníamos que ir a la sala hermética. Una vez hubieron pasado la lista para comprobar que todos estábamos presentes en la sala, el director del colegio empezó a leer el protocolo.

-Paso 1 - dijo él - ir a la sala hermética. Hecho. Paso 2, ponernos las máscaras de oxígeno.
-¡Señor director!, ¡no están en el armario! – dijo Sergio
-No, Sergio, tienes que buscar en el armario rojo, el que tiene el símbolo de material nuclear… Seguimos: paso 3, ducharse con agua y jabón para evitar contactos radioactivos y vestirse con la ropa de recambio que dejasteis a principio de curso. Paso 4, Pablo llama al 303778899 que es el teléfono de los servicios de emergencias.
-De acuerdo – dije yo (que me llamo Pablo). 

Cogí mi móvil y llamé al número que me había dicho el director. La línea estaba saturada, o al menos eso creí yo al escuchar una música de espera. Después de 13 intentos me cogieron el teléfono. Una vez les dije que les llamaba de la escuela municipal me pidieron que les pasara con mi director.
-Código avispa. Adiós, buenos días. – dijo por teléfono el director, y me devolvió el móvil. Después dijo: muy bien chicos, el simulacro ha sido un éxito. Podéis volver a vuestras clases con normalidad. 

Aniol Pagès, 2nA ESO

 

MANIES DE CIUTAT



Avui estic a Girona, tinc l’oportunitat de pasar pel meu carrer preferit. Es el meu preferit de l’estiu, en aquest carrer hi ha un local que fan gelats genials. És un carrer ample amb borreres amples i arbres grossos. El local es petitó però els gelats son ben grossos, no hi ha molta varietat, però són deliciosos. Sempre demano el mateix, encara que els he tastat tots. És molt simple, nata ben freda, caramel ben calent i una pluja d’atmella. 

Surto del local hipnotitzada pel seu aspecto, ensumant el caramel i poso el primer peu a la vorera. Abans de posar el segon, un senyor m’atropella. No l’he vist venir i ell a mi tampoc, però abans de que jo li demani perdò, ell m’ho demana a mi. M’explica que camina fent saltirons, seguint el dibuix que fan els mosaics a terra. Li miro el braç, sembla un crocanti. Em fa entrar amb ell al local, demana un tovalló i el mateix gelat que jo m’havia demanat, es neteja i el paga. S’acomiada i el veig marxar carrer avall fent saltirons. La gent de la terrassa em mira somrient però el cambrer no somriu perque li toca recollir el gelat. 

Marxo caminant i vigilant una mica més per no tornar a perdre el gelat. Arribo al pas de vianants i decideixo, com per art de magia, travessar-lo trepitjant només les bandes blanques, a partir d’aquest momento vaig intentar travessar-los sempre així, fins un dia que havia plogut i les meves bambes noves em van sorprendre relliscant més del compte. Vaig decidir que els travessaria trepitjant només la banda fosca, jo no tinc manies! 

Berta Pintor, 1r B ESO 

EN CARLES I L'OLGA

En Carles és el meu tiet. Ell té cara d’estrella de cinema i, a més, té molt bon gust per la roba. Ell és molt presumit, per aquest motiu cada matí s’està una hora per mudar-se. Ell té una pila de dones guapes i atractives que li van al darrera. 

L’Olga és la meva veïna. Ella és una dona amargada que té més de cent gats a casa seva perquè està sola com un mussol. A ella li agradaria tenir una parella, però amb la cara de bruixa que té, ningú li va al darrera. 

En Carles i l’Olga tant sols tenen una cosa en comú: la botiga “Superstar”. A l’Olga li agrada perquè allà sempre troba homes guapos i estilosos com el meu tiet. Ell només va allà amb un sol propòsit: comprar roba, roba i més roba. Ell es pot permetre tot el que desitgi perquè ell va fundar una marca internacional de sabates de mil tipus (botes, sandàlies, sabates esportives...). 

Un dia, l’Olga i en Carles van coincidir a Superstar i, com us podeu imaginar, quan l’Olga va veure en Carles, va anar cap a ell més ràpid que un coet. Ells dos es van agradar mútuament i van començar a sortir. Això era un malson perquè si arribaven a casar-se, l’Olga em faria la vida impossible! Jo em vaig adonar de la tràgica notícia d’una manera... 

El meu tiet, el mateix dia que va conèixer a l’Olga, va trucar a la meva mare perquè ell deia que volia que vinguéssim a sopar a casa seva. Jo ha vaig anar ben feliç i quan vaig veure a l’Olga, em vaig enfadar perquè jo ja coneixia d’abans la seva tècnica de “lliganeitor”. Ella ja ho havia intentat amb tots els meus veïns. Ella em va mirar amb un somriure, cosa que mai m’havia fet i no volia que m’ho tornés a fer perquè quan va somriure, li vaig veure totes les dents negres i podrides. 

El meu tiet, abans de sopar es va dirigir a la meva mare i li va dir que li havia de dir a ella i a la nostra família una gran notícia. Ell ens va explicar tota la història i va dir que ella era la seva mitja taronja. Crec que es va equivocar en dir “mitja” perquè ell és tres quarts de la seva taronja imaginària perquè l’amargada no és ni un quart d’interessant. 

Jo pensava que, com que no tenien masses coses en comú, aquesta relació no duraria molt. És en aquell moment quan el meu titet va dir “... i per això ens hem posat d’acord en casar-nos”. En aquell moment em volia morir, però, ho he estat rumiant i he acabat pensant en la part positiva: ja no pot ser pitjor, no? 

Aina Huix, 1B ESO