La persona que he escogido es muy importante en mi vida, pero por
desgracia no pudimos estar todo el tiempo que teníamos pensado para estar
juntas. Lleva conmigo prácticamente toda mi vida donde me ha ayudado en
todo, donde se despertaba por las noches para calmarme el llanto y al
día siguiente tenía esas típicas ojeras que parecía que no había dormido
en días, donde me ayudaba por las mañanas ha escoger un conjunto mono y
bonito para ir al colegio, en fin, para todo.
Ella era una mujer
de 47 años, con el pelo de una mezcla de un color rojizo claro y
algunos mechones rubios, su corte de pelo era por encima de los hombros
fino, liso y suave. Sus ojos eran pequeños con pestañas cortitas y su
color era de un marrón oscuro y profundo con un pequeño toque de verde.
El tono de su piel era muy clarita, así, cuando estaba resfriada lo
sabíamos por sus mejillas sonrojadas acompañada de su nariz pequeña y
puntiaguda. Los labios eran largos y finos, perfectos para esos besos de
buenas noches.
Ella tenía un carácter fuerte y decisivo, cuando
ella quería alguna cosa lo lograba costase lo que costase, a veces era
un poco cabezota y muy difícil de hacerle cambiar de opinión, en todo
quería tener la razón aunque no la tuviese, por eso cada vez que pasaba
algo así mi padre y yo nos callábamos y asentíamos a todo lo que decía.
Con
las personas era abierta y era una mujer de muchas palabras, pero tenía
un defecto y era que casi nunca decía lo que sentía, pero eso si, se
preocupaba mucho por los demás, siempre estaba pendiente de que todos
estuviéramos bien.
Vero Pinilla, 2nA
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