Camino y camino sin ningún rumbo
fijo, voy deambulando por este mundo pero no siendo indiferente, soy una
pequeña gota de agua sumergida en un mar sin fin. Todo es nuevo ante mis ojos,
cada vez descubro más y más cosas nuevas. Cada pequeño detalle es fundamental,
y aunque no lo parezca, lo es sin alguna razón aparente. Tengo buena salud, amigos
en los que confiar, una familia que me quiere, no se necesita más en esta vida.
Qué hermoso ha sido cada pequeño momento desde que desperté en este mundo. Durante
toda mi vida quiero vivir aquí, disfrutar de todo lo que me rodea y sentir como
el viento choca delicadamente contra mi cara. No quiero dejar de sonreír, canto
de alegría por el bien vivir. En mi interior no puedo parar, quiero descubrir
qué hay más allá y todo esto se insinúa en mi forma de caminar, a cada paso que
doy más ganas tengo de vivir. Desprendo un aura de felicidad radiante y eso no
lo puedo evitar.
A cada minuto que pasa el cielo
se oscurece más y pronto anochecerá. Mientras eso pasa, voy caminando, mirando
el cielo oscurecer y ver la luna eclipsando los radiantes rayos del sol. Se aprecian
millones de estrellas a lo lejos, a las que ojalá pudiera tocar. Gracias,
gracias a la vida, gracias a ella puedo
ver la luz del sol por el amanecer y como el sol se va escondiendo muriendo el
día. Es algo hermoso de admirar, es una de las cosas más bellas de la vida.
Gracias a la vida que me ha dado
una familia que me quiere mucho y me cuida, tengo amigos y amigas en los que
puedo confiar. Cuando paso por malos momentos siempre están allí apoyándome, no
tengo palabras para agradecérselo. Muchas gracias por todo.
Mientras, me dirijo hacia la
playa, en dónde el agua del mar refleja el blanco puro de la luna llena, algo
digno de contemplar. Sé que la vida no es siempre hermosa y bonita, y que hay
momentos en los que todos podemos estar tristes, pero tenemos que tomárnoslo
con calma y serenidad. Tenemos que parar de mirar hacia atrás y empezar a mirar
adelante. Nos espera un futuro a cada uno de nosotros y no sabemos lo que nos
deparará, tenemos que esforzarnos para hacer que sea aún mejor de lo que
esperamos.
Ayudemos a las personas de
nuestro alrededor sin pedir nada a cambio, dejemos que la generosidad nos invada
y no la envidia y corrupción. Todo esto nos acompaña donde quiera que estemos, aunque
no queramos. Nos espera una vida por delante y esta vida es un collar de oro
puro. Es valioso, sí, pero no lo tenemos que vender, ni quitarle importancia,
porque después de todo, es nuestra bella y apreciada vida. Llena de cosas, buenas
y malas, con las que siempre cargaremos hasta el fin de nuestros tiempos.
Por fin estoy en la playa, me
dirijo hacia las tranquilas olas que dejan blanca espuma a su destino final, eso
una y otra vez, un bucle sin fin. Pongo mis pies dentro de la fría y cristalina
agua y tomo aire. Algún día no estaremos aquí para disfrutar de todo esto,
nuestro día final llegara, tarde o temprano, sí o sí. ¿Disfrutamos y
aprovechamos nuestra preciada vida? ¿O la vamos dejando escurrir entre nuestras
manos para dejarla caer? Tal vez no nos damos cuenta de lo rica que es nuestra
vida y de que es más importante de lo que creemos. Tal vez nos damos cuenta de
eso, cuando sea demasiado tarde para rectificarlo.
Por esa razón, hoy escribo estas
palabras para hacer que nos demos cuenta de que la vida es oro, aunque a veces
tengamos que esforzarnos para pulirlo. Es oro en bruto, porque detrás de todas las
capas de malas pasadas, hay bonitos y preciados recuerdos que guardaremos para
la posteridad y que no dejaremos marchar nunca.
Farners Silva
2n A ESO
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