sábado, 14 de marzo de 2015

EL SECRETO DEL UNICORNIO

Aquel día mis ojos vieron lo que nunca unos ojos humanos habían visto. Era una maravilla, una cosa increíble, imposible de imaginarla. Delante de mis ojos se erguía un precioso caballo de pelaje blanco como la nieve pura y el pelo rubio como el oro. Sus ojos eran océanos azules y brillantes que transmitían serenidad, paz, tranquilidad… Las patas, fuertes y firmes, con pezuñas de plata y oro macizo. La única característica diferente de los otros caballos era que, en el centro de la frente, tenía un precioso cuerno de color rosa, color de una flor que se abre en primavera.


Estuve unos segundos sin reaccionar, delante de ese ser mágico y misterioso, cuya belleza era insuperable por cualquier otro animal. Me miró. En sus ojos pude ver el reflejo del cálido sol de verano. Le miré. No podía dejar de hacerlo, su belleza me había cautivado. En su cuerno había una pequeña inscripción, escrita en un alfabeto que no llegué a comprender. El unicornio se acercó a mí, me olfateó y me volvió a mirar, pero con ternura y simpatía. Me dio un golpecito en el brazo y se giró indicándome un camino. No sabía si seguirlo, puede que me diera miedo o respeto, pero por curiosidad lo seguí. Me adentré en un bosque de secuoyas que se alzaban majestuosas hasta tocar el cielo azul y claro, que casi no se podía ver a través de la tenue verde cortina que formaban los bonitos árboles. Cuando llegamos hasta una fuente de marfil de donde manaba un líquido transparente parecido al agua pero con un olor muy fuerte a fresa, el unicornio se detuvo. Bebió de esa fuente y una fuerte luz me deslumbró. 

 
Cuando pude abrir los ojos de nuevo, delante de mí ya no se erguía el precioso caballo, sino una niña pequeñita, de más o menos cuatro años, que llevaba un vestido de seda blanca con un grande lazo en la espalda, de donde salían unas bonitas alas de color rosa claro con diamantes, y me miraba con una sonrisita. Me acerqué a ella, le cogí la mano y ella me abrazó. 
Helena Bonet, 1r B ESO 



EL DUENDE


Un día mientras caminaba, mis ojos vieron, algo que nunca un humano había visto antes.


Pequeño como una lata de Coca-Cola, redondo como una pelota, pero fuerte, muy fuerte…Sus ojos, redondos como platos, reflejaban todo lo que pasaba a su alrededor. El pelo era como una catarata de oro, liso y esponjoso, sus patas eran tan cortas que su barriga tocaba el suelo. Llevaba un sombrero. 
 
Sus manos eran tan pequeñas que apenas podían sujetar un mísero vaso de leche. Iba vestido con túnica de lino blanco y llevaba unas gafas parecidas a las de mi abuela Dolores. Al principio me produjo un poco de miedo pero… cuando lo miré me di cuenta de que era un ser dulce. Transmitía una enorme bondad y algo indescriptible que sólo los duendes pueden transmitir

ÀLEX ROVIRA 1rB ESO


EL DRAGÓN

En el bosque perdido había una cueva muy profunda y oscura. Allí se encontraba el dragón asesino. Este dragón a la media noche salía de la cueva para ir a devorar y raptar a los niños del pueblo. La gente del pueblo estaba muy asustada y cada vez había menos gente; o se marchaban a otro pueblo o el dragón se los había comido.


Un día un forastero llegó al pueblo maldito y preguntó a un anciano porqué había tan poca gente; éste le contó lo que pasaba. El forastero prometió al anciano que mataría al dragón y volvería la paz en el pueblo.


A media moche salió armado con un arco y flechas, se dirigió a la cueva. Para que saliera el  dragón usó un cebo, el niño más valiente del pueblo. El dragón olfateó el niño y salió rápidamente. Cuando salió el forastero le lanzó una flecha en toda la cabeza, matándolo en el acto.



Así fue como el forastero y el niño salvaron el pueblo. Todo el pueblo celebró la victoria con una grandiosa fiesta.                                                                           

SILVIA MARTOS 1r B ESO

 

lunes, 9 de marzo de 2015

Jo tenia una gateta

La gata negra que un dia va venir
es va quedar a casa caçant papallones
i així cada tarda empaitant estones
aquella gateta es va quedar amb mi.

Aquella gateta que es va quedar amb mi
una història va obrir.
A casa tot va canviar
perquè ella ens va revolucionar.

Un espai vam habilitar
ple de llums i de colors.
I tot l’aire es va emplenar
d’harmonia i d’olors.

Era dolça, però salvatge
i amb un aire fort de coratge
un dia va tocar el dos

com si aquella història s’hagués fos.

Paula Cantín, 2n d'ESO


Dia a dia

Aixeco la persiana al matí
i el gall canta kikiriki.
Ventila l’habitació
amb aquell aire de tardor,
una papallona de tots colors
a la finestra fent repòs.
Una bona tassa de llet calenta
i una magdalena pel meu ventre,
i cap a l’escola tot decidit,
i cap a classe a fer esborranys.
Ring, ring, ring!!!!

L’hora de sortir al pati ha arribat,
un bon entrepà pel que no ha esmorzat.
Amb els companys a jugar!!!
Amb els companys a xerrar!!!
I a classe hem de tornar a entrar
per poder aprendre i estudiar.
La mare em ve a buscar

per anar a dinar.

Jordi Cateura, 2n d'ESO



La primavera

Als prats humits, de bon matí,
l’aire fa olor a terra mullada,
els nens juguen al pati,
mentre la mare els fa una ullada.

Les papallones que volen airoses,
que els nens de tant en tant conten,
es posen sobre les boniques flors de colors,
que dels verds prats broten.

Tot el conjunt forma un bonic,
estimulant i alegre joc de sons,
on la canterella d’un prodigiós músic,
el rossinyol, ens alegra amb els seus sons.

És la primavera que ens visita,
un any més per treure’ns ensopiment
del llarg hivern que ens deixa,

tot abandonat el fred que ens ha donat turment.

Jordi Vilabrú, 2n d'ESO


El gran salt

De la terra ens allunyàvem,
tant ràpids com el vent,
i en el cel ens endinsàvem,
con en el vol d’un ocell.

Amb papallones a l’estómac,
més nerviós no podia estar,
tret d’abans d’un gran examen,
però tampoc tant com allà.

Ja havia arribat l’hora,
l’hora de saltar
tot i que ben nerviós
en el buit em vaig llençar.

Per l’aire jo lliscava,
com una fulla d’un gran arbre
lentament anava caient
fins que va arribar el moment.

D’una forta estrebada
el paracaigudes obrí
de manera inesperada

els colors de la tela lluí.

Ricard Arbat, 2n d'ESO