Había una vez una familia feliz. Unos
padres con un hijo sonriente, feliz, que disfrutaba de los momentos en familia
y con sus amigos. Faltaba muy poco para el cumpleaños del
hijo, Jon, y los padres se preguntaban qué podían regalarle. Ya cumpliría 10
años. Tenía bicicleta, coches de juguete de todos tamaños, patines, pelotas,
raquetas, peluches… De todo. Eran una familia muy activa, con lo que, también
habían viajado a muchos lugares.
La madre le preguntó al padre… pero no
sabían qué hacer. Podía ser un regalo material, una actividad, alguna cosa con
sus amigos, sus primos. Ni idea.
Preguntaron a Jon, finalmente ya que no
tenían inspiración para encontrar el regalo perfecto.
El niño sorprendido les dijo… ¿Qué no
sabéis que regalarme? Algo grande, algo muy fuerte, algo que se mueva, que me
haga reír, que me haga volar, que pueda repetir mil veces sin cansarme, que
pueda tener a todas horas…
Los padres estaban sorprendidos. Su hijo
pedía algo rarísimo. ¿Un camión? ¿Un payaso? ¿Un barco? ¿Un avión? ¿Un
elefante? ¿Un peluche?... Pensaron y pensaron. Preguntaron a los abuelos pero
seguían igualmente en blanco…
Llegó el día del cumpleaños y los padres
fueron a darle el beso de buenos días
- Buenos días, hijo- dijeron tristes, los
padres.
- Buenos días papás!
- ejem... hijo… no hemos encontrado el
regalo que esperabas…
Los padres como no sabían que decir, le
dieron un fuerte abrazo, el más grande de todos los abrazos, y resultó ser, GRANDE, FUERTE, SUAVE, QUE LE HACÍA VOLAR,
LE HIZO REÍR, DURÓ MUCHÍSIMO, Y LO PODÍA REPETIR TANTAS VECES COMO ÉL
QUISIERA.
- Justo el regalo que yo quería!
-dijo Jon muy contento
ESTO ES EL AMOR. INCONDICIONAL, SIN
INTERESES, SIN OBLIGACIONES, SIN HORARIOS, SINCERO Y SIMPLEMENTE PORQUE SÍ.
Pere Centelles
2ndo A ESO
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