Me siento perdida. No encuentro mi rumbo, no sé a donde ir, ni cómo volverte a ver, todos los días que pasan tu presencia está en mí. Siempre me preguntan en que pienso, y sólo es en ti, en lo mucho que te necesito.
Es difícil tratar de expresar, lo que sentí el día que te desvaneciste en el infinito, lo recuerdo como si fuera cada uno de los días que vivimos juntas. Tengo un sentimiento de soledad, sin tus expresiones, palabras y sobretodo las manos frías de la mejor abuela del mundo, entre las mías. Había veces en las que no me apetecía nada, menos en las que aparecías tú dándome toda tu fuerza para poder seguir caminando a mi lado.
En un momento en el que pestañeé, no te encontré no estabas a mi lado acariciándome, con esos abrazos que tanto me gustaban. Odio con todas mis ganas que nos separe esa final línea, que fue capaz de en ese momento de arrebatarte de mi para siempre, a mí de ti. Separo los "te quiero" que tantos te dado, de los "ojalá vuelvas". La decisión de que apareciera esa línea no la emprendimos nosotras, sino que ella apareció en un momento oportuno. Ojalá pudiera ahora romper esa línea para volvernos a unir en un mundo en el que esté a tu lado, y no te pueda soltar jamás, y del que nunca te desvanezcas por las nubes sin un adiós.
Hay cosas a las que no creía que al marcharte me iban a herir tanto o quizás ni siquiera pensaba en ello, como tú, abuela. Nunca me di cuenta de lo que me iba a encontrar si tú no estabas a mi lado. No me doy cuenta de lo lejos que vuelas sin yo saber que estas alejándote de mí. Quiero creer que no importan los kilómetros, o largas distancias que me separan de esas frías manos o incluso que hay cosas que se van para no volver jamás. Cada vez tengo mas claro que la persona que se va, sí importa. Y contigo lo he sabido. Pienso que hay maneras de irse de las que no deberían existir. Pero no te dejaron elegir, ni a ti, ni a mí.
Día tras día que te pienso, una y otra vez, no me puedo quitar esa imagen de mi cabeza. Donde tú me acaricias suavemente con un pequeño cosquilleo, con tus pequeñas manos frías y arrugaditas, con esas pecas. Sigo suponiendo que, si hubieras estado, todo sería más fácil.
Abuela te tengo demasiado lejos, a demasiadas nubes.
Tú ultimo suspiro, me dio la vida, que a ti la fina línea te quitó.
El tiempo no paró por ningún instante, él no se detiene.
Y de repente te vi, y volví a sonreír, en uno de mis profundos sueños.
Te echo de menos con todas mis fuerzas pero, ya no estás, eres...polvo de estrellas...
Judit García
2ndo A ESO
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