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miércoles, 15 de abril de 2020

UN ADOLESCENTE EN CUARENTENA

Para nuestros bisabuelos, esa popular epidemia quedó en recuerdo como solamente una más. El confinamiento duró un par de meses, y en el final del trayecto, los contagiados fueron disminuyendo poco a poco, por lo que el número de fallecidos no aumentó mucho más. Supuestamente, la epidemia desapareció. Pasaron años, unos años llenos de felicidad y tranquilidad, en los que los humanos aprendimos a aprovechar el momento, frase que todo el mundo conocía. Los científicos no llegaron a descubrir el propósito y la creación de la enfermedad, pero las respuestas ya no se necesitaron cuando ellos nos dieron respuestas.
Por mi quinceavo cumpleaños, mis padres dejaron en mis manos el diario de mi bisabuelo, con el que descubrí el estilo de vida de un adolescente en el inicio de la destrucción terrestre en solamente una página.

“30/3/2020
No es nada, dicen algunos. Salgamos a la calle, tenemos que seguir con nuestras vidas, dicen otros. Los humanos somos inútiles. Estamos pasando por una epidemia, los médicos se pasan día y noche arriesgando el resto de su vida para salvar la nuestra. No sabemos lo que pasará mañana, tampoco sabemos si estaremos encerrados en casa una semana, un mes, o incluso un año más, y por esa exacta razón, el motivo por el que no tenemos idea alguna de nuestro futuro ni el que nos ha llevado hasta aquí, debemos hacer lo que el gobierno diga, aunque actualmente tengo mis sospechas de que nuestros queridos “superiores” tengan algo que ver. Todo ha pasado de una manera demasiado espontánea. Queremos un mundo mejor, ¿pues por qué no lo aplicamos? No es mucha molestia no poder ver a tus amigos, no es el fin del mundo.


22/7/2022
Aquí está la prueba de que aún no he muerto. Han pasado algunos meses desde la cuarentena, y que yo sepa, nadie ha fallecido por no poder tontear con su novia. Estas cosas pasan. El año que viene, seguramente no recordaremos esta epidemia y, eventualmente, aparecerá otra. Es la naturaleza, supongo”


Esas palabras son las últimas que escribió antes de que, unos días después, ellos llegaran.


Los Desconocidos. Así los llamamos. No sabemos lo que son, lo que planean exactamente, ni lo que han hecho antes de llegar a nuestra destrucción. Lo único que conocemos es lo que quieren. Algo falló en la creación del universo, naciendo un enemigo para los habitantes del espacio exterior. Están programados para la exterminación y el vacío, para que, en un momento u otro, todo lo que creemos se quede en el olvido. Los Desconocidos buscan la oscuridad, y saben todo lo que perjudica a cada mundo entre muchas otras cosas, y en este caso, lo que perjudica a la tierra, son los humanos. Somos absolutamente miserables. No hacemos ningún bien. Somos egoístas, no sabemos tomar decisiones, y aunque han pasado bastantes años des de que nos diéramos cuenta de nuestro destino, seguimos aquí, buscando maneras de cambiar un final determinado.





Los Desconocidos siempre han estado con nosotros, han programado cada paso, cada mente, cada hoja que cae al suelo… Hasta que se dieron cuenta, que nuestra debilidad es el caos y el desconocimiento. Pensábamos que lo sabíamos todo, hasta que, de golpe, en el año 428 a.C, apareció una de las primeras epidemias. Alboroto, llantos, muertes… Y nadie sabía qué estaba sucediendo. Y por supuesto, fueron ellos.


En el momento que los científicos descifraron su poder, los humanos más ricos económicamente se instalaron en otro planeta, mientras que las personas restantes tuvieron que vivir con un gran peso en las espaldas e intentar seguir adelante. Mi abuelo pudo seguir con su vida, viajando también a Contáneous, el planeta en el que residimos actualmente, intentando olvidar el hecho de que unos humanos exactamente como él, no tuvieron la misma suerte. Los Desconocidos crearon epidemias mortales de manera instantánea. Nos conocían, y aún nos conocen. No se han rendido, y nunca lo harán.


Mi querido bisabuelo pasó por el descubrimiento de esas criaturas, después de haber tenido una mente abierta respecto al tema del… ¿Coronavirus? Es gracioso pensar cómo la gente pensó que era difícil estar “encerrado” en una casa pasando tiempo con tu familia, disfrutando de esos pequeños momentos… He vivido en un búnquer durante toda mi vida, exactamente 34 años. Nada ni nadie ha entrado ni salido. No hemos tenido contacto físico con nadie. Aquí estamos a salvo. O eso nos quieren hacer creer.

Ariadna Burillo
2do B ESO


lunes, 30 de marzo de 2020

MI PRIMER COMENTARIO DE TEXTO

LA NATURALEZA NOS DA UNA LECCIÓN DE HUMILDAD CON EL CORONAVIRUS
Principalmente, el texto nos habla de la historia del padre de Odile Rodríguez de la Fuente, Félix, con el que “juntamente” escribieron un libro juntos. Félix era un hombre con una pasión e interés inigualable por la naturaleza, que descubrió de una manera bastante peculiar, el contacto visual con un lobo. Odile siempre había sido su hija favorita, ya que sus hermanas eran como unas muñequitas y ella ha heredado el encanto de su padre. Félix murió en Alaska, persiguiendo su sueño, ser trampero allí, en Alaska. Según su hija, su opinión sobre el coronavirus sería que al fin y al cabo, la naturaleza manda, y según Greta, se sentiría orgulloso de que las mentes jóvenes tuvieran esa conciencia sobre el mundo. El texto se puede diferenciar entre la introducción (una pequeña autobiografía de Odile), el título, un pequeño resumen y la entrevista de Odile.
Este texto es periodístico, ya que está hecho para la página de un periódico y Odile (la entrevistada) responde a una serie de preguntas hechas por el entrevistador. Podría ser dialogal ya que Odile y el entrevistador no mantienen una conversación fluida (simplemente es preguntar y responder). Podemos ver dos recursos estilísticos de manera bastante destacada al principio de la entrevista. El primero, la anáfora. Ésta pertenece al grupo de los recursos morfosintácticos. Consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de varios versos o enunciados. Lo podemos encontrar en la pregunta de “¿qué ve al salir de su casa?”, repitiendo pájaros dos veces y haciendo que nos demos cuenta de que en la casa que vivían habían muchísimos pájaros y, además, volvemos a encontrar esta palabra en otros apartados del texto. Podemos encontrar otro recurso estilístico en la cuarta pregunta, en dónde Odile se refiere a sus hermanas como “barbies”. Esta es una hipérbole, una exageración, situada en el grupo de los recursos semánticos. Ella utiliza esta palabra para decir que sus hermanas eran relativamente perfectas. Tanto Odile como el entrevistador hablan de una manera sencilla, pero de manera formal. Podemos ver diferentes partes. El título está hecho de una manera específica para que nos llame la atención antes de leerlo, ya que habla del coronavirus (tema del que estamos todos preocupados). En el texto (o la entrevista) podemos diferenciar algunas partes. Al principio, Odile nos habla de cómo era vivir con su padre, su personalidad, sus gustos… Nos hace una idea de lo que quiere transmitir el texto. Por el centro, se habla un poco de los mensajes que hacía su padre hacia el mundo y que le contaba a su hija, de lo que podría haber llegado a ser, etc. Al final de la entrevista, se habla más de curiosidades o datos un poco más peculiares a los demás, y también la opinión que Félix hubiera tenido sobre el mundo actual respecto a la naturaleza. En el centro hay una introducción o resumen al libro que Odile tiene “con” su padre.
El autor nos quiere transmitir básicamente las opiniones de Félix, ya que le habrían resultado interesantes y también una buena manera de enseñarle al mundo los pensamientos que un hombre con conocimiento tenía respecto a la naturaleza en los tiempos que no teníamos tecnología. El autor parece haber escogido a la persona indicada para hacer esta entrevista, ya que sirve para reflexionar. El entrevistador habla de una manera bastante estudiada, para hacer las mejores preguntas y sacar la mejor información posible. A la vez, creo que las preguntas eran muy inteligentes, ya que, si de una respuesta no se ha sacado la información necesaria, el entrevistador le intenta preguntar más cosas sobre el tema a Odile de una manera que no sea muy “pesada”. Este texto me ha parecido muy interesante e incluso sorprendente. Al principio, pensaba que Odile simplemente estaba hablando de lo que recordaba de su difunto padre, pero en el momento que leí su interés por la naturaleza, me ha hecho reflexionar un poco. Parece que ahora, no hacemos nada por nuestro mundo, nos pensamos que todo está solucionado, pero no es así. Todo lo que tenemos está hecho a base de la naturaleza, y no hay nada, pero repito, NADA que nosotros hayamos creado de una manera que la naturaleza no nos haya aportado. Creo que ese hombre ya sabía lo que iba a pasar dentro de unos años, que el mundo cambiaría y, creo que intentaba hacer que la única hija que tenía interés por lo mismo que él, en el momento que creciera nos pudiera transmitir todo lo que pensaba a nosotros, los que menospreciamos lo que ya tenemos. Algunas personas, al leer esa entrevista, podrían haber pensado que tener contacto visual con un lobo sería una locura, que Félix se lo habría inventado, etc. Pero yo no opino lo mismo. Ese hombre tenía una mente abierta, no le importaba lo que los demás pensasen de él, y menos en esos tiempos, que nadie estaba pegado a su teléfono y parecía que nada estaba descubierto aún (ahora tampoco, pero antes incluso menos), y entonces la gente tenía una mente más extensa, disfrutaba de lo que tenía y perseguían sus sueños. Me hubiera gustado mucho conocer a alguien cómo Félix.
Ariadna Burillo
2do B ESO

lunes, 23 de marzo de 2020

NO QUIERO DESPERTAR

Cuando estoy con ella, parece que mis acciones están siendo guiadas por las estrellas, mientras mi mente escapa a un mundo que aún desconozco, en el que vuelvo a nacer. Mis pies me guían hacia el camino a la libertad y mis manos acarician la suave melena de esa extraordinaria criatura, que solamente está presente en mis sueños.
Tres años atrás, mi vida daba vueltas en círculos interminables. Parecía que cada día era el mismo que el anterior, sin sentido alguno, sin nada por lo que luchar. ¿Quién diría que ese muchacho admirado y querido por la gente que le rodeaba y apuesto cómo una rosa podría tener un vacío tan vasto en su interior? En una fría noche de invierno la conocí. 
Adentrado en un profundo sueño, solamente mostrando oscuridad, una sombra acarició mi rostro. Sentí como un pequeño escalofrío recorría todo mi cuerpo y, tentado por el misterio de la ocasión, me dejé guiar por ese dócil enigma. Me llevó a un bosque, lleno de las flores más bellas que mis ojos habían contemplado jamás. Al llegar a nuestro destino, ella se giró, y mis ojos se clavaron en los suyos. Tenían un color verde intenso y la clara luz de los rayos de sol recortados por los árboles mostraban unos pequeños destellos azules. Nos miramos mutuamente durante un par de segundos, y ella tomó la primera palabra. “Deberíamos presentarnos, ¿verdad?”. Me dijo su nombre. Se llamaba Ayla y me contó que su nombre significaba “luz de luna” en turco. Sus gestos me fascinaban. Se movía con una delicadez y elegancia admirable, y su largo vestido blanco bailaba al ritmo del viento. Después de unas horas que pasaron como minutos, una fuerte luz me despertó de esa fantasía. “Hasta pronto” me dijo, mostrando la sonrisa más sincera que una persona, si era el caso, podía mostrar. 
Desde ese día, Ayla ha seguido apareciendo en mis sueños. Un día, me llevó a ver un hermoso atardecer en la cima de una montaña, en la que le conté mis pesares: la escuela, la muerte de mi hermano menor, la presión que sostenían mis hombros en dar una buena impresión a la gente… Ella me comprendía. Ya me percaté de que ella solo era una ilusión que mi mente producía, pero me hacía sentir bien. Con ella, parecía que el mundo no daba vueltas. Al principio, me preguntaba cómo me podría haber enamorado de una persona inexistente, que tan solo era una metáfora que mi mente había creado, cómo una señal que no conseguía descifrar, pero a medida que los años pasaban, comprendí que tal vez, ella era mi refugio.
Tal vez, algún día te conoceré, te comprenderé e intentaremos entender esta peculiar forma en la que nuestros destinos se cruzaron. Tal vez eres mi destino, o puede ser que nunca te llegue a ver en el mundo real, y que sigas siendo un producto de mi imaginación. Si algún día ya no me acompañas en otra fantasía, recuerda que en mi corazón siempre habrá un hueco reservado sólo para la dulce muchacha de mis sueños.
Ariadna Burillo
2do A ESO