Sabéis ese
punto en el que decides que ya basta, que eso no puede seguir, ese punto en el
que
decides poner punto y final, pues yo llegué a ese punto.
Era un
martes normal, ese día tocaba ir a la piscina, y yo tan contento me puse el
bañador, me quité la camiseta y me tiré al agua. En cuando salí, un compañero
de clase, si es que se le puede llamar así, dijo en voz alta:
-Mirad Jorge
tiene michelín, se le ve el flotador.
Y toda la
clase empezó a reír y a cachondearse. Yo pensé que eso sería cuestión de días,
pero cada día seguían y seguían, hasta que decidí empezar una rutina. Decidí empezar por lo sencillo como dejar de comer
porquerías u otras cosas como pizzas. Seguí con unos 10 abdominales y
15 flexiones diarias.
Llegó final de curso y todo el verano seguí con esta
rutina, pero funcionó; a principios de curso todos habían engordado un
poco en verano. Todos menos yo que lucía una tableta increíble.
En la
piscina todo el mundo quedó alucinado y pasaron de insultarme y reírse de mí a
quedar conmigo. Además me sirvió para hacer un montón de amigos más con los
que ahora comparto muchas cosas.
En resumen,
gracias al esfuerzo del verano he guardado el flotador y espero que dure mucho
tiempo allí guardado.
Pau Cos
2ndo A
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