lunes, 24 de octubre de 2016

HE GUARDADO EL FLOTADOR

Después de que ella falleciera no dudé en continuar su diario. Allí explique por qué porqué lo hice y le pedí perdón millones y millones de veces. Ya han pasado siete años, y ya cumplí mi condena junto a Jan, su mejor amigo. Ahora tengo 23 años. Estoy soltera y tengo prohibido tener carné de conducir después de lo que le hice a Laura. 

Aún no recuerdo en que estaría pensando. Sigo sin dormir, y las noches se me hacen eternas. A veces me tomo pastillas, para descansar mínimamente unas cinco horas. Pero aun así, recuerdo su cara y me despierto inmediatamente. 

Ayer fui a su casa, donde viven sus padres, después de lo ocurrido. La madre no me puede ni ver (normal) y el padre, bueno él no sé cómo ni porqué pero él me ha perdonado, pero me tiene un poquito de rencor acumulado. Cuando entré por la puerta vi a Juan, el padre de Laura, meditando en la entrada, y más al fondo se veía una cabeza sobresaliendo por arriba del sofá. Era Lara, la madre de Laura. Ella estaba llorando, mirando fijamente la pantalla de la televisión, que permanecía apagada. Sin mirarme, ella me dijo “siéntate” y yo silenciosamente obedecí. Apretó “play” en el mando a distancia, y en la pantalla se proyectó un video, con música triste de fondo. 

-Ahí era tan solo una niña. Era feliz e inocente. ¡Mira eso! Fue su primer flotador, se lo regalo su padre- dijo ella mientras se le caía una lagrima por la mejilla. Atentamente escuchamos su voz, que salía del video. 

-Mira mami, papá me lo ha doblado y yo lo he guardado. ¡Mira mami! Mi flotador… ¡he guardado el flotador! Ambas reían en el video. Ese, era de su cumpleaños, cuando hacía seis añitos. 

Justo ese día empezó el diario que continuó escribiendo hasta el día de su muerte. Y por eso Lara le puso al diario de Laura “el flotador, mi gran apoyo”. Porque es lo único que queda de ella: el diario y el flotador, que permanece enganchado en la pared de su habitación. 

Inti Orozco, 2n B d’ESO 


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